Me sentaré
y decidiré bien dónde pondré mis balasy cómo realizaré los disparos.
Tengo en mis manos
armas gigantes,
armas con las cuales otros hombres
vencieron imperios
derrotaron murallas
conquistaron libertad.
No dejaré
que la carne me retenga
que el mundo me distraiga
que mis sueños se duerman
que los ideales transen
que la máquina me arrastre
y en el día de mi muerte
me entristezca.
Soy un soldado de Jesús
y no quiero menos
que morir en la batalla
luchando con mi vida
a favor del Reino de la Vida
a favor de los pobres
a favor de los que sufren,
derribando iniquidades
venciendo con Cristo
para que los pueblos tengan vida en Él.
10-01-2010
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